Descarbonización ¿solo con renovables? Urgencia de la descarbonización

Segunda charla sobre la estrategia del gobierno para la descarbonización en 2050. En esta se examinan dos posibles razones que justifican la urgencia con la que España debe plantearse este proceso: una, que España sufre la mayor vulnerabilidad al cambio climático de toda Europa y, otra, la tasa de mortalidad de nuestra propia contaminación.

En el video anterior anunciaba una serie de charlas bajo el titulo general de: Descarbonización ¿solo con renovables?  que tratan sobre la estrategia de España para alcanzar la descarbonización de la energía en 2050, estrategia recogida en los documentos ELP 2050 y PNIEC 2021-2030.   En este video voy a fijarme en las razones que justifican abordar con urgencia un proceso de descarbonización, poniendo especial énfasis en la situación de España.

El tema se puede tratar desde diferentes puntos de vista.  En este video vamos a  considerar dos aspectos: por un lado el problema de la desertificación y por otro, el coste directo en vidas humanas del cambio climático y la contaminación.

Es bien sabido que el cambio climático conduce a la desertificación de grandes zonas de la Tierra.  También es cierto que algunas áreas mejoran sus condiciones.  En el caso de España, el balance es muy negativo.

Aquí vemos algunos mapas de Informe Especial 33/2018 de la EU que ilustran nuestra situación. En este vemos que el indice de sensibilidad es el mayor de los países mediterráneos, habiendo empeorado sustancialmente en solo 9 años.

  En este otro se ve la disminución de la productividad de la tierra, especialmente fuerte en la península ibérica.

  Aquí vemos que el contenido de carbono orgánico necesario para generar vegetación es el mínimo en España. 

Por último, este mapa nos muestra una predicción de la Agencia Europea de Medio Ambiente sobre la evolución del valor económico del suelo.  Otra vez, las perspectivas de la península ibérica son las peores de Europa. 

Todos los estudios apuntan en la misma dirección:  España es el país que sale peor parado de la Unión Europea. Está claro que la lucha contra el cambio climático debería tener la mayor prioridad para España.

El otro aspecto que quería comentar es el de la mortalidad debida al cambio climático.  Aquí tenemos algunos datos a nivel mundial.  La universidad de Monash, la más importante de Australia, ha desarrollado un estudio muy completo sobre el tema y estima en 5 millones de muertes al año por condiciones extremas (sequía, olas de calor, huracanes, inundaciones).

La OMS por su parte estima en 250.000 muertes al año por enfermedades asociadas como malnutrición, diarrea, paludismo, y 130.000 casos al año de melanoma (cáncer maligno e piel) debidos a la radiación UV, a su vez favorecida por la reducción de la capa de ozono asociada a las emisiones.  En España se estima en 1300 muertes al año por olas de calor. 

España por sí sola no puede hacer mucho para combatir el cambio climático porque esto depende la actividad de todo el planeta.  Sin embargo, sí que puede contribuir positivamente a que Europa ejerza un liderazgo mundial ejemplar en la descarbonización.

Pero ahora vamos a fijarnos en un problema en el que los españoles tenemos toda la capacidad para resolverlo o perpetuarlo.  Se trata de los efectos en nuestra salud asociados a la contaminación que generamos nosotros mismos.  Los datos que muestro están recogidos en el mismo PNIEC 2021-2030 que citaba en mi charla anterior.

En un informe de 2015, la OMS estimaba que en España se habrían producido más de 14.000 muertes prematuras por la contaminación en el año 2010.  La mortalidad se debe a la inhalación de partículas microscópicas y de ozono.  Esta partículas, conocidas como PM10 y PM2.5 penetran profundamente en el aparato respiratorio, dañando tejidos y produciendo graves enfermedades.

Según el PNIEC, si se cumplen sus objetivos de mejora, esta cifra se reduciría a “solo” 6.500 muertes prematuras en 2030.  Decir “solo” suena como una ironía siniestra, pero viniendo de 14.000, bajar a 6.500 sería todo un logro.  En caso de mantener la tendencia actual seguiríamos en el entorno de 9.000.  Esto quiere decir que en la última década hemos tenido tantas muertes debidas a nuestra contaminación como las que han producido el COVID.

Durante dos años hemos tenido información diaria en todos los noticiarios de todos medios de comunicación sobre la situación del COVID.  La actuación de gobierno, de las CCAA y de toda la sociedad refleja muy bien la urgencia con la que se ha percibido el problema de la pandemia.

Sin embargo, muy pocas personas saben de la mortalidad producida por la contaminación, ni es un tema al que se dedique cobertura informativa a pesar de que su incidencia en la salud pública es igual o peor si cabe que la del COVID porque para esta epidemia no hay vacunas.

Mirando a la salud pública, prescindir de los combustibles fósiles debería tener la máxima prioridad para los españoles.

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